jueves, 11 de agosto de 2011

Orson Pratt sobre el ser Reyes y Sacerdotes

Traducción libre no oficial de este artículo publicado en THE SEER, Vol. 1, Nº10, octubre 1853. Su autor es Orson Pratt.

Traductor : Jorge Albarrán R. Fecha :30 septiembre 1999, su blog es http://mistraduccionessud.es.tl/
 Orson Pratt fue Apóstol llamado por José Smith, fue quizás el primer gran teólogo que tuvo la Iglesia.
El sacerdocio de Dios es la gran autoridad suprema, legal, que gobierna a todos los mundos redimidos y glorificados. En el se incluye el poder para crear mundos, asignar leyes fijas y permanentes para el gobierno de la materia en todas sus variadas operaciones, ya sea que actúe como partículas, masas, mundos o grupos de mundos. Es el poder que revela leyes para el gobierno de los seres inteligentes -que recompensa al obediente y castiga al desobediente- es el que gobierna a los principados, poderes y reinos para que lleven a cabo sus justas administraciones a través de todos los dominios. La AUTORIDAD REAL no está separada ni es distinta del sacerdocio, sino que simplemente una rama o porción del mismo. La AUTORIDAD SACERDOTAL es universal, teniendo poder sobre todas las cosas; -hasta que la Real sea perfeccionada, ésta está limitada a los reinos puestos bajo su jurisdicción; la primera nombra y ordena a la segunda; pero la segunda nunca nombra ni ordena a la primera; la primera controla las leyes de la naturaleza, y ejerce la jurisdicción sobre los elementos así como sobre los hombres; la segunda sólo controla a los hombres, y administras leyes justas para su gobierno. 

Cuando ambas se combinan y el individuo es perfeccionada, el tiene todo poder tanto como rey como sacerdote; ambos oficios se funden en uno solo. La única diferencia es simplemente de nombre y no de autoridad : ya sea como rey o sacerdote, tendrá todo poder y dominio sobre todas las cosas, y reina sobre todo, Ambos títulos, combinados, no sólo le darán más poder que por separado. Es evidente que las diferencias de título sólo sirven para expresar las condiciones de las Cosas, previas a la glorificación y perfección de las personas que poseen el sacerdocio; porque cuando sean perfeccionados, tendrán todo poder para actuar en cada rama de autoridad por virtud del gran, todopoderoso y eterno sacerdocio, el cual poseen entonces podrán blandir sus cetros como Reyes; gobernar como Príncipes, ministrar como apóstoles; oficiar como maestros; o actuar en la posición más humilde o exaltada. No hay rama del sacerdocio que sea tan inferior a la cual no puedan condescender para oficiar allí; ninguna demasiado alta que no puedan alcanzar con el brazo del poder para controlarla.

Los Santos reciben el oficio SACERDOTAL Y REAL aquí en esta vida; de aquí que Juan el Revelador se expresa de la siguiente manera: "Al que nos amó* y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre; a Él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos." (Apocalipsis 1:5-6). Los Santos, al ser ordenados en esta vida como Reyes y Sacerdotes, poseerán la autoridad después que mueran y vayan al mundo de los espíritus. Por ello Juan los oyó cantar el siguiente cántico en el mundo espiritual: "Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra." (Apocalipsis 5:8-9) Los Santos no sólo retendrán el oficio de Reyes y Sacerdotes mientras sean espíritus desincorporados sino que también poseerán este oficio después de la resurrección. Juan El Revelador escribe, "Bienaventurado el santo que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él por mil años" (Apocalipsis 20:6) No sólo reinarán en la tierra por mil años después de la resurrección sino que en otro pasaje Juan nos dice : "Y reinarán por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 22:5) Por consiguiente, todos los Santos que son ordenados Reyes y Sacerdotes en esta vida retendrán este oficio y su poder eterno para siempre jamás llegando a ser como Melquisedec, a semejanza del hijo de Dios y serán sacerdotes para siempre. Por lo tanto, el sacerdocio, en lo concerniente a una duración futura, es eterno y no tendrá fin.

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