El saludo de manos como parte de los ritos cristianos, no es propio sólo de los SUD, sino es observable en los primeros cristianos como parte de su religión. Esta práctica siguió entre estos cristianos entre los más ortodoxos e inclusive los gnósticos.
En Galátas 2:9 leemos “Jacobo, y Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé, la diestra en señal de compañerismo para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a los de la circuncisión”. Aunque no se desprende esta señal como un rito sino como un gesto de hermandad, se puede observar en ceremonias de matrimonios y el arte de esta época. Dentro de las enseñanzas estaba que Jesús había rescatado a Adán de entre el Hades llevándolo a su presencia, lo que está registrado en el Libro de Nicodemo del quinto siglo, en el cual Jesús “tomando la mano derecha de Adán, se levantó de los infiernos, y todos los santos lo siguieron” (Evangelio de Nicodemo 25:5).
En otro registro apócrifo encontramos “Entonces ellos (los ángeles) me tomaron por la mano y me condujeron hacia la cortina ante el trono del Padre. (Testamento de Isaac 6:4) ”.
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